Pequeña Biografía
Soy la hija mayor de Eleodoro y Alejandra, y hermana de Rodrigo, una familia muy unida. Soy apasionada por todo lo que hago, valoro la tolerancia y la justicia. Mi vida se reparte mayoritariamente entre Santiago por necesidad, Talca por mis raíces y Viña por mero gusto. Cruzada de corazón hoy me siento plena trabajando para la UC, estudiando en la UC y viendo al campeón todos los fines de semana. En mis ratos libres soy parte del equipo que con mucho esfuerzo ha sacado adelante durante 5 años la Revista Find Out Santiago, lo entretenido es ir a cuanto evento me invitan y así conocer mucho más de turismo, gastronomía, cultura y espectáculos. Mi carácter es empático con los demás, lucho hasta el final por conseguir lo que quiero, con perseverancia y paciencia. Lo Ariana me hace impulsiva, pero mi autocontrol, la meditación y el reiki me han colaborado en el desafío de manejar mis emociones. Amo viajar, intento saber algo más de inglés y todos los días aprendo algo nuevo de medicina y salud. Mi fe es fuerte, mi espíritu muy transparente y hoy soy muy feliz.
sábado, 20 de noviembre de 2010
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La Hada Madrina
Siempre de chica soñaba con que me acompañaba un ángel de la guarda, que era mujer, que me hacía cariño mientras dormía, que velaba mis sueños y me cantaba dulces canciones.
Creo que se transformó en mi hada madrina que hacía realidad todo por lo que me empeñaba, mis esfuerzos y mis caprichos.
He hecho de todo, cuando quise salir, salí, he vivido amores intensos, cuando quise viajar, estudiar, carretear, comer, trabajar o simplemente dormir, todo fue posible.
Cuando lloré o tuve una pena, mi hada madrina era capaz de calmarme y con paciencia darme consuelo. Su varita mágica cumplió todos mis deseos, me deslumbró de felicidad y le admiré cuando imponía disciplina.
Su figura maternal acompañó como un espíritu todos mis actos. Tenía toda mi confianza, construimos castillos y fortalezas y su luz orientaba mi olfato e intuición.
Podríamos decir que se convirtió en mi amiga imaginaria que estaba presente en mi mente y se confabulaba con el poder de mi fe.
Viernes en la tarde. Mi jefa me llama y me indica que debo acompañar al gerente general a la grabación del programa de Canal 13 “Lo Mejor de Cantando por un Sueño”, porque se había decidido apoyar a Carolina, una soñadora que anhelaba una cirugía de by pass gástrico para superar su obesidad mórbida.
La sorpresa hizo que esperáramos un rato en camarín y la grabación contemplaba la aparición del doctor Concha comprometiéndose en pantalla a apoyar a la cantante.
Todos atentos a la reacción, cuando llegó el momento, un silencio recorrió el set de televisión, y paso siguiente el pelómetro funcionó como al escuchar una linda canción muy bien interpretada. De ahí en adelante las lágrimas, la emoción, la sorpresa y la alegría.
Todo terminó en un gran festejo que me hizo participar de una potente energía que me abrió las puertas del afecto y la gratitud. Funcionó su varita mágica. La luz brillante iluminó con esplendor el aura de todas las personas que están en ese momento, famosos, no famosos, desde el director del programa hasta el último tramoya que saben que ha terminado un ciclo, pero que además fueron testigos de la magia de cómo se pueden hacer realidad los sueños de estos jóvenes.
Los emotivos abrazos, el respaldo y la gratificación por un trabajo que resultó a mil maravillas me hicieron recordar con emoción mi dormitorio de niña, a media luz, cuando mi pieza era iluminada por una luna llena que hacía relucir la sombra de mi hada madrina que me tomaba de la mano y hacía que todo valiera la pena.
Quizás me tengo que hacer cargo de esa magia y ser hada madrina de todos a quienes pueda tender una mano. Creo que ese es mi paso adelante.
Creo que se transformó en mi hada madrina que hacía realidad todo por lo que me empeñaba, mis esfuerzos y mis caprichos.
He hecho de todo, cuando quise salir, salí, he vivido amores intensos, cuando quise viajar, estudiar, carretear, comer, trabajar o simplemente dormir, todo fue posible.
Cuando lloré o tuve una pena, mi hada madrina era capaz de calmarme y con paciencia darme consuelo. Su varita mágica cumplió todos mis deseos, me deslumbró de felicidad y le admiré cuando imponía disciplina.
Su figura maternal acompañó como un espíritu todos mis actos. Tenía toda mi confianza, construimos castillos y fortalezas y su luz orientaba mi olfato e intuición.
Podríamos decir que se convirtió en mi amiga imaginaria que estaba presente en mi mente y se confabulaba con el poder de mi fe.
Viernes en la tarde. Mi jefa me llama y me indica que debo acompañar al gerente general a la grabación del programa de Canal 13 “Lo Mejor de Cantando por un Sueño”, porque se había decidido apoyar a Carolina, una soñadora que anhelaba una cirugía de by pass gástrico para superar su obesidad mórbida.
La sorpresa hizo que esperáramos un rato en camarín y la grabación contemplaba la aparición del doctor Concha comprometiéndose en pantalla a apoyar a la cantante.
Todos atentos a la reacción, cuando llegó el momento, un silencio recorrió el set de televisión, y paso siguiente el pelómetro funcionó como al escuchar una linda canción muy bien interpretada. De ahí en adelante las lágrimas, la emoción, la sorpresa y la alegría.
Todo terminó en un gran festejo que me hizo participar de una potente energía que me abrió las puertas del afecto y la gratitud. Funcionó su varita mágica. La luz brillante iluminó con esplendor el aura de todas las personas que están en ese momento, famosos, no famosos, desde el director del programa hasta el último tramoya que saben que ha terminado un ciclo, pero que además fueron testigos de la magia de cómo se pueden hacer realidad los sueños de estos jóvenes.
Los emotivos abrazos, el respaldo y la gratificación por un trabajo que resultó a mil maravillas me hicieron recordar con emoción mi dormitorio de niña, a media luz, cuando mi pieza era iluminada por una luna llena que hacía relucir la sombra de mi hada madrina que me tomaba de la mano y hacía que todo valiera la pena.
Quizás me tengo que hacer cargo de esa magia y ser hada madrina de todos a quienes pueda tender una mano. Creo que ese es mi paso adelante.
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